Dejame callar un instante, solo escuchar el viento en esta madrugada, tan gastada de soledades y arrepentimientos. Dejame acariciar la luz que cae entre mis dedos dormidos y mis pupilas tan abiertas como la boca del universo. Dejame solo un momento para contemplar los pajaros que vuelan al sur en busca del sol. Dejame dormir unos segundos para encontrarme contigo en un campo lleno de margaritas.
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