Te vas

 Bajo la tenue lluvia te abalanzas sobre mí, tus pies descalzos me recuerdan el paraíso, un árbol de manzanas junto a tu desnudez parece una frágil eternidad y te miro y te beso, mientras comes callada, mientras el viento levanta las hojas en un remolino infinito y entonces te pierdes entre la sombra del viejo árbol y tus ojos destellan por última vez.

Destellos

 El graznido de aves y un poco de llovizna me llevaron a un paraje silencioso, donde el todo cabía en un segundo y en mi mano y tu silueta se fundía con la de los árboles más altos. Ahora ya sólo van quedando destellos en la oscuridad y  tormentas que caen sobre el mundo. A oscuras y a tientas me escabullo y sigo la huella de caracoles nocturnos que cruzan de un planeta a otro, como una caravana infinita de luces que se extinguen al amanecer, que me dejan a oscuras y a la deriva en un planeta sin luna.

Buscándote

 Ha llovido toda la noche, y tú, en un rincón del planeta cultivando flores amarillas. Yo buscándote descalzo por la orilla del río. Veo tu rostro en el reflejo de la luna, no sé si lloras o ríes. El agua está fría, como ésta noche sin ti, una noche más con los fantasmas del bosque que acompañarán mi andar hasta encontrarte.

En la noche la fragancia de tu cuerpo despierta las flores nocturnas, mientras cientos de mariposas salen de tu pecho en su último vuelo al paraíso. En la noche tu cuerpo reposa a la orilla de un río, con peces dorados con alas transparentes que hacen su último viaje al mar. En la noche te busco entre los árboles más oscuros, esos que cantan canciones tristes en los atardeceres . En la noche nos encontramos tibios y desnudos, abrazados bajo una tormenta pasajera, mirándonos desde adentro, amándonos sin tiempo y sin luna.

Dónde estás cuando la noche cae, cuando el silencio ronda las estrellas dormidas, cuando el crepúsculo arde lentamente en mis ojos. Dónde han quedado tus sueños que divagan entre la claridad y la oscuridad hasta encontrarme entre raíces y viejos planetas. Donde te espero como siempre, como antes, antes que llegaras con tus manos llenas de amor, de naufragios, de pájaros que vuelan al infinito.

Te encontré entre la lluvia y la primavera, venías transparente, llena de luz. Dejando un haz de estrellas y flores. Nos reconocimos sin tocarnos, sin alas, sin océanos ni tormentas. Me quedé callado, en calma, esperando tu canto y tu silencio, tu tibio corazón, tu boca, tu cuerpo a la deriva en ésta noche oscura, en ésta noche llena de luz.

Me quedé esperando que volvieras, con corbata y zapatos, el gato en la ventana, la lámpara encendida y todo quedó intacto, pasaron las noches y las lluvias, los ángeles y demonios y tú  sólo llenaste de vacío la soledad. El gato en la ventana, la lámpara en la oscuridad.