El graznido de aves y un poco de llovizna me llevaron a un paraje silencioso, donde el todo cabía en un segundo y en mi mano y tu silueta se fundía con la de los árboles más altos. Ahora ya sólo van quedando destellos en la oscuridad y tormentas que caen sobre el mundo. A oscuras y a tientas me escabullo y sigo la huella de caracoles nocturnos que cruzan de un planeta a otro, como una caravana infinita de luces que se extinguen al amanecer, que me dejan a oscuras y a la deriva en un planeta sin luna.