Aparecí derrepente entre colinas blancas. la eternidad del lugar es como el amor que siento por ti. la soledad se respira lentamente. entonces recuerdo a mi hijo, que surco estos cielos en días de invierno. con sus alas casi transparentes, me enseño a volar.
Me he quedado todo el día sentado aquí, viendo la nubes pasar. quizás venga un ángel y me lleve de regreso a casa, quizás venga Dios y se siente un rato conmigo. quizás solo venga el invierno, y me deje olvidado aquí.
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